Estaba
fumándose un porro una otoñal tarde de noviembre, cuando se adentro
por un camino que se dirigía a una zona que no conocía. Le gustaba
pasear por el bosque y se conocía casi todos los caminos y
arrolladeros que llevaban al río, pero jamas había tomado ese
camino que apenas se dibujaba entre la maleza. A lo lejos un pajar
rodeado de campo llamo la atención de nuestro ya imbécil de por si
protagonista. El porro de hachís que se acababa de fumar le había
dejado en un estado de falsa felicidad y todo a su alrededor era
naturaleza indefensa.
-¡Manel!,
¡vine a corre cuita cap aquí!
Escucho
cuando se percato que detrás del inmenso pajar había una casa
rural.
-¡Ja
vinc Maria!
No
sabia que aquí viviera gente, pensó, y además son catalanes... Así
que bordeo el pajar por el sentido contrario a la casa y se sentó en
unas piedras que formaban parte de la estructura del pajar.
¡Braaaaam,
braaaaam!
De
pronto se escucho el ruido de una motosierra. Hacia poco que había
visualizado por undécima vez la Matanza de la sierra mecánica de
Tejas como le gustaba decirlo a el y empezó a escuchar al mismo
tiempo en su cabeza el tema de la banda cántabra de Death Rock, Los
Paralitikos, la motosierra. Sacó su bola de hachís de alta calidad
y se hizo un porro sin necesidad de usar el mechero.
-¿Manel,
a on es l'Enric?
-
No ho se Maria, perquè?
-
Mira això...
La
familia de pageses acostumbrada a las exigencias de la naturaleza no
se sorprendió por lo que allí se encontró. Sera leído en los
diarios, pensaron, si no hacemos algo, se enterara todo el pueblo.
-
De acuerdo, metámosle aquí.
Al
cabo de un rato se volvió a escuchar una voz que gritaba:
-
¡¿Que habéis hecho con mi chica?!, ¡¿donde está?!
FIN
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