Fotograma de The Addiction elegido por el mismo Alfonso Romero |
Cinefilia.
Los noventa fueron prolíficos en películas de vampiros. Aplaudidos realizadores como Francis Ford Coppola, Neil Jordan o Robert Rodriguez nos dejaron variadas y exitosas propuestas adaptando las visiones de los chupasangres de Bram Stoker, Anne Rice y Quentin Tarantino, respectivamente.
El atormentado Abel Ferrara, ya por entonces un director reputado gracias al reconociemiento de títulos como “El rey de Nueva York” (1990) o “Teniente corrupto” (1992), nos ofrecía en 1995 su particular mirada al cine vampírico con “The Addiction”. Un film rodado en un agresivo blanco y negro, lleno de simbología y donde su responsable equipara el vampirismo con la enfermedad y la adicción (como bien refleja el explícito título).
Kathleen Conklin (Lili Taylor), como tantos y tantos personajes del universo de Ferrara, busca la redención frente al Mal, sólo que en lugar de los universos viciados y decadentes por los que se movían sus anteriores trabajos, aquí el italoamericano pone en boca de uno y otro citas de Sartre, Nietzche o KierKegaard.
La salvación a través del reconocimiento de la culpa, nos viene a decir Ferrara en esta “The Addiction” que algunos aplaudieron con fervor mientras que otros tacharon de prepotente y aburrida.
Trailer:
B.S.O.:
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