Los Ruquier eran una familia de la burguesía catalana. En 1817, en plena revolución industrial, abrieron un hostal a las afueras de Sant Cugat que acogía a trabajadores y trabajadoras de la industria textil que estaba en plena efervescencia. El hostal en su mejor momento albergaba a una treintena de personas, menos una, Loreto. Loreto era una mujer granadina que había emigrado a Cataluña en los inicios del siglo XIX y que murió en extrañas circunstancias la víspera de Todos los Santos. Por entonces no había policía científica pero proliferaban los detectives privados. Joaquin, de Detectives Muriel, una prestigiosa firma de la investigación en todos sus ámbitos, investigó sobre tal caso y dedujo que Loreto había sido asfixiada con un cojín o una almohada mientras dormía ya que no había rastros de otro tipo de violencia. El ejecutor es un misterio. Podría haber sido cualquier otro inquilino del hostal o alguien que se pasó por allí para asesinar a Loreto aquella noche de brujas. Esa es la versión científica de los hechos, sin embargo existe una versión alternativa que habla del fantasma de Ruquier. El fantasma de Ruquier es el viudo de Matilda que en esa misma habitación, en la que murió Loreto, asesinó a su esposo por envenenamiento. Se dice que desde entonces el espíritu de Ruquier habita en aquella estancia y es capaz de poseer a personas que actúan como si fueran marionetas a sus ordenes, que no dejaron ni rastro de su presencia, pero sin embargo dejaron una historia maldita en ese hostal hoy en día abandonado y visitado a menudo por curiosos y practicantes de las ciencias ocultas y la parapsicología que aseguran haber contactado con Ruquier y también con el fantasma de Loreto.
FIN
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