Ilustración de Alvaro para su banda Yarblokos

La historia de Yarblokos empieza en el año 2008. Por ese entonces había pasado unos buenos años metido en la movida de la música electrónica, haciendo fiestas, pinchando discos y produciendo tracks con Ableton Live. Fue una época maravillosa de mi juventud donde lo único que me interesaba era ir a discotecas y pasarla bien, pero ya me había agotado un poco. En primer lugar, porque ya se había hecho muy popular ser DJ en Argentina y sentía que si lo que estaba produciendo no iba a editarlo un sello alemán era un esfuerzo innecesario, pues producir digitalmente lleva muchísimo tiempo. Era tiempo de desempolvar mi vieja Stratocaster…
En Buenos Aires, el nuevo siglo había dado forma a una linda movida de rock al que podríamos llamar vintage, que mezclaba bandas de garaje, rockabilly, instro surf, killer rock, pero no había bandas estrictamente psychobilly, simplemente porque no aceleraban el pulso, pensaba yo. Claro que con estos shows se podían empezar a conseguir discos que no enconrabas en tiendas convencionales. En este sentido, el aporte de Rastrillo Records fue notable en mi caso, pues mi viejo se hizo con una buena cantidad de material que le traía Pirulo –dueño de la tienda- de Europa, y por eso empecé a tener contacto con ésta música. Recuerdo que me quise “saltear” las bandas rockabilly clásicas, pasando directamente a la demencia del psychobilly, pues en aquella época aquí en Argentina no había ésa movida. Había bandas de rockabilly que iban a verlas algún que otro público que escuchaba psychobilly. Tal vez esto sucedía en conciertos de Los Primitivos, Radio Texas, Los Gatosos, Historia del Crimen, Los Aceitosos, todas ellas bandas rockabilly que tocaron en la primera década del 2000.
Todas estas cuestiones me llevaron a armar Yarblokos, que de movida le robó a Anthony Burguess el término nadsat: nuestra intención tenía que ver con “romper las bolas”, o bien hacer un “rock con huevos”, ambas buenas premisas. Leo Ciavatta (Chalius), un amigo que también era DJ fue el primero que se apuntó en el bajo. El batería fue Federico Kreft (Tofe), un viejo amigo de la infancia de mi hermano, por lo que todo quedó en el barrio. Yo me hacía llamar Avispa.
No quiero decir que fuimos la primera banda en hacer un tema psychobilly, pues suena arrogante. Nuestros primeros ensayos eran covers de Reverend Horton Heat, asi que muy apresuradamente tuve que sacarle yeites a este diablo texano, todo un desafío. Aprendí muchísimo porque ese fue el sistema que siempre me funcionó para la guitarra: copiar al guitarrista que te gusta, tomarte la molestia de sacar los temas escuchándolos una y otra vez.
Nos gustaba mucho el stoner también. Y escuchábamos mucho QOTSA, Fu Manchu, BRMC… era bastante cannábico el entorno de amigos que iban al ensayo, asi que nuestro psycho tuvo algo de fumeta stoner en las influencias. Poco a poco fuimos encontrando nuestro sonido, y luego empezamos a hacer shows. En este punto, la modalidad era la misma que actualmente me sienta bien con Rancho Relaxo: tocar en los lugares que se pueda y para el público que sea, sin encerrarse a un determinado lugar que lleva determinado público. Algunos pocos comenzaron a seguirnos, pero no puedo decir que teníamos fans. Había bolos que reventaban de gente y otros que no tanto. Habia cantinas viejas y había cabarets de barrio norte. También cabarets de barrios bajos. Muy posiblemente el ochenta por ciento de los toques eran bajo efecto de estupefacientes.
Nuestros primeros demos los grabamos en la casa de Tofe, con producción de Maximiliano Kreft, que era su hermano. Tenemos recopilado todo ese material de la primera época de la banda, donde el sonido es muy sucio, estábamos muy influenciados por la banda uruguaya Motosierra, y por los peruanos Manganzoides, un griterío total. Muchas veces me decían que cantaba enojado, pero era puro teatro arriba del escenario.
Fue muy gratificante pasa por la experiencia de grabar un disco en un estudio profesional. El mismo data del año 2012, una grabación que nunca fue editada oficialmente, pero puedo decir que ese es nuestro primer disco. La producción estuvo a cargo de Santiago Almeida (Historia del Crimen, Motorama) y la mezcla y edición por Sergio Caloia (Turf). Realmente fue gran trabajo y estuvimos muy conformes. Pero siento que tenemos pendiente ésa edición, posiblemente lo haga en un futuro.
La banda duró hasta el año 2014, momento en que Leo deja la banda para recorrer Latino América de mochilero, en una búsqueda mística que hoy le sienta más que bien: luego del viaje se asentó con su esposa en la ciudad de San Pedro, construyendo una hermosa casa con vista al Paraná, y solemos ir a comer asados allí. A veces Leo viaja a Buenos Aires y vamos a shows o nos juntamos a ensayar. Si bien la banda está fuera de actividad, este año tocamos una noche en vivo en un festival psychobilly, y fue muy lindo. Hacemos un show al año, como para mantener el legado. Por respeto al género y al público.